domingo, 20 de mayo de 2012

Guijo, 6 de mayo 2012



Cuando vas al Guijo siempre hay algo que ver, y es que medio de aquel paraje se alza el Risco de Santibáñez, y como cada pedazo de roca que asoma en la comarca es conquistado por cada una de sus vertientes por aguerridas gominolas.






Kika estaba por allí, y se notó, Bonatti no se separaba de ella, y por los movimientos pélvicos que no dejó de hacer, estoy convencido que al día siguiente tuvo agujetas. El pobre lo intentó eso no no se puede negar, pero nada consiguió. Está claro, con la energía que tenía más le hubiera valido ponerse a escalar que seguro que se llevaba premio.


miércoles, 16 de mayo de 2012

Lunes de aguas – Guijo

El lunes de aguas para mí ya ha adquirido una nueva significación más allá de la histórica relación con las meretrices salmantinas. Se ha convertido en una tarde en la que salir al campo para escalar un rato y comer con amigos. Aunque te encuentres beligerantes y pugilistas mantis en el camino. La luz fue muy buena y dio para hacer alguna bonita foto y el granito de los bloques agradablemente abrasivo… por decirlo de alguna manera, pero los bloques muy buenos.






martes, 15 de mayo de 2012

Nava del Barco

Viene con retraso, sí de más de un mes, pero bueno este es su momento. Después de la France vino la escalada y tocaba disfrutar de la madre roca. Qué mejor que un evento para compartir con buena compañía de bloques de granito esos peñascos que nos da por subir. Hacer boulder siempre me ha parecido como un acercamiento a las Tortugas Ninja, no por la escalada en sí, sino por la forma de transportar los Crashpad que evitan que nos hagamos daño si es que nos da por caer.



 En sí disfrutamos de buenos bloques pelando las yemas, algunos apretando más que otros, pero en cualquier caso jugando subiendo, bajando y saltando. El paso de techo dio buenas fotos y esfuerzos varios a los grandes apretadores. Justo al lado un bloque bueno de esos de buen canto y de pasos largos con el que nos entretuvimos en el mundo del desplomín, y justo en frente fantásticas líneas de placa de esas de arañar garbanzos y fiarte de los pies.


 Pero claro tanto cansancio al final te estampas en los bloques.
 

O mirar como suben o hacer posturitas. Como siempre un buen día divertido.

domingo, 13 de mayo de 2012

Próxima estación Paris


Al final después del campito tocó la Babylon y para eso qué mejor que una de las grandes. París es una ciudad grande esas ciudades monstruosas, pero que afortunadamente se puede caminar bastante bien. Eso sí parece que sólo supieron construir palacio tras palacios, cada cuál más grande y hasta las casas humildes tenían un porte señorial. Claro estoy hablando del centro que es la zona que conozco y que además hay que saber encajar en en momento histórico en el que se remodeló su urbanismo. 



Eso sí cabe destacar que una de las primeras impresiones que me dio la ciudad es que se trata de una ciudad ruidosa, pero bueno siempre se encuentran rincones tranquilos.


Llegar a la Dame du Fer fue toda una aventura cargados con una gran mochila. Pero la verdad merece la pena verla, es todo un logro del diseño y como ya me podía imaginar cientos de personas allí estaban haciendo cola esperando su turno para subir. Algo que nos reservamos para otra ocasión.


Para vistas bonitas de la ciudad también contábamos con el Sacre Coeur o inclusola sorprendente azotea de las Gallerie Lafayette que estaba enmoquetada con una alfombra de hierba artificial.




El mejor momento, o uno de los mejores llegó cuando pude disfrutar de una buen Gaufre au Nutella. El punto para entender eso, es que antes de viajar a Paris, el día antes había estado vomitando y estaba a dieta blanda, vamos que tenía ganas de comerme un jablí. Por TUTATISS! afortunadamente solo se trató de un susto y no fue a más, gracias a las precauciones tomadas claro. Merci :)



Por ello y como todo marchaba bien tocaba caminar y descubrir, Notre Dame en medio de una comunión de niños, el Musée Pompidu y sus alrededores, el maravilloso Musée d'Orsay donde disfrutar del impresionismo. Caminar, caminar, caminar y caminar y entre todo eso la búsqueda del tesoro de una postal de Audrey Hepburn –peticiones de madre–, eso sí tras un arduo esfuerzo apareció.


Además pasamos un buen rato en el Louvre. Sobre el que cabe destacar que hubo que discernir entre ir a las catacumbas o al Louvre, la razón triunfó y entramos al museo que más que museo parece un almacén. Entrar en el Louvre puede suponer una sobresaturación pues tantas y tantas piezas se acomodan en los estantes habilitados de las salas. Muchos de ellos fuera de todo contexto, pero bueno tampoco quiero extenderme en lo que se refiere a un análisis museológico. Platón, Sócrates, Helenósteles, saben de que hablo.

Una de las cosas más sorprendentes fue encontrar en el Louvre un autobús discoteca en la noche. Me imagino la situación: "dos amigos van de viaje a París, pero les gusta salir de fiesta y luego están muy cansados como para hacer turismo. Están en un pub tomando unas cerveza y de repente a uno de ellos se le enciende la bombillita y le dice a su colega: 'imagina esto y si ponemos unos autobuses sin asientos, con Dj, barra y vamos vistando los lugares más emblemáticos de París, así veríamos cosas y además podríamos seguir de fiesta'" y dicho y hecho ahí están haciendo negocio.

Afortunadamente el Montmartre resulto ser un lugar tranquilo y disfrutón para visitar por la noche o incluso por el día, aún con toda esa cantidad de turistas. En definitiva una buena experiencia y dejando cosas por hacer para poder volver y seguir disfrutando.

sábado, 12 de mayo de 2012

igloo?? sí igloo!

Por donde empezar, digamos que se dice por ahí que todos los tontos tienen suerte. Yo eso no me lo creo mucho, pero sí que a veces pasan cosas y como en este caso te llevan a dormir en un igloo en mitad de los alpes franceses. Todo empezó cuando se desbarató el plan de ir a volar por culpa de una huelga. En fin que al final llegamos a La Plagne un resort de esos de ski.

El igloo más que un igloo, que si lo era, eran un conjunto de ellos, casi como un poblado emplazado en un bonito lugar. Había hasta igloo letrina y como no igloo refectorio. Pero claro llegamos temprano y tuvimos tiempo para pasear y disfrutar del paisaje, incluso hacer el pino con el macizo del Mont-Blanc al fondo.
O de saltar cuando ya el sol se ponía no por el frío sino por la emoción. Eso siempre.

De los igloos diré que se construyen no a través de la creación de bloques de hielo, sino con una especie de castillo inflable, sobre el que se ponía nieve para darle la consistencia adecuada, desinflar el castillo y sacarlo por la puerta que ha de instalarse. Las puertas muy monas ellas de madera.
Al entrar al igloo por la noche marcaba -2ºC pero enseguida se puso en positivo, todo ayudaba, la entrada estaba más baja que la base del igloo, para que de esa manera el frío se quedase allí retenido.
El resto con un camastro y un saco de plumas se sobrellevó bien.
Lo mejor vino al amanecer abrir la puerta y ver las montañas con las primeras luces de la mañana. En definitiva una más que grata experiencia…



Una experiencia que terminó con una decisión divertida e intensa. Bajar la montaña caminando. Algo que nos llevó toda la mañana viendo bonitos lugares, jugando con carámbanos, medio patinando entre nieve y hielo y respirando un buen aire. Eso sí luego tocó la cruda realidad de una carretera serpenteante, pero era lo que queríamos hacer y lo disfrutamos.


A se me olvidaba: una buena decisión suele ser no olvidarse las gafas de sol sobretodo cuando vas a un lugar como estos, a esto si que se le puede llamar, con este neologismo, panetud.


miércoles, 9 de mayo de 2012

Annecy


Al igual que Grenoble, Annecy parecía un sitio maldito pero por motivos diferentes, tanto habíamos oído hablar de sus bondades que pensábamos para qué ir, será más de lo mismo. Por suerte al final nos aventuramos y descubrimos un bonito lugar. Nada más llegar nos adentramos dentro del mercado que allí había y donde nos pudimos aprovisionar de un buen trozo de pan y de esos esquisitos quesos que en Francia tan bien saben hacer. Como no podía ser de otra manera y teniendo todo un largo día, miramos hacia arriba y encontramos un monte al que subir. Simplemente paramos a comer viendo el lago y las montañas y comenzamos la marcha hacia la base de la montaña, en ese camino incluso encontramos pájaros punkies!





El camino de ascenso fue curioso seguimos un sendero marcado que nos llevó a unas grutas donde parecía que había primates que jugaban con plátanos. Curiosamente aquello fue toda una sorpresa y a punto estuvimos de enriscarnos, pero con buen tiento y decisión dimos la vuelta, evidentemente nos habíamos equivocado de camino… de una forma que podríamos decir clamorosa; digamos que hasta aquí puedo escribir.


 Una vez llegamos a un punto de no retorno, por el tiempo encontramos un mirador, desde el que disfrutamos y descansamos un poquito para retomar la marcha hacia abajo, es curioso que no había mucha nieve pero sí muchos corredores. La verdad es que los lugareños tienen suerte de tener tan cerca un lugar tan maravilloso.
 Llegamos al lago justo en el momento del tramonto y allí disfrutamos en un muelle haciendo equilibrios varios. El día terminó con un paseo por Annecy en la noche y con un sorprendente viaje en autobús cuando habíamos comprado un billete de tren, en fin cosas de franceses.