miércoles, 9 de mayo de 2012

Annecy


Al igual que Grenoble, Annecy parecía un sitio maldito pero por motivos diferentes, tanto habíamos oído hablar de sus bondades que pensábamos para qué ir, será más de lo mismo. Por suerte al final nos aventuramos y descubrimos un bonito lugar. Nada más llegar nos adentramos dentro del mercado que allí había y donde nos pudimos aprovisionar de un buen trozo de pan y de esos esquisitos quesos que en Francia tan bien saben hacer. Como no podía ser de otra manera y teniendo todo un largo día, miramos hacia arriba y encontramos un monte al que subir. Simplemente paramos a comer viendo el lago y las montañas y comenzamos la marcha hacia la base de la montaña, en ese camino incluso encontramos pájaros punkies!





El camino de ascenso fue curioso seguimos un sendero marcado que nos llevó a unas grutas donde parecía que había primates que jugaban con plátanos. Curiosamente aquello fue toda una sorpresa y a punto estuvimos de enriscarnos, pero con buen tiento y decisión dimos la vuelta, evidentemente nos habíamos equivocado de camino… de una forma que podríamos decir clamorosa; digamos que hasta aquí puedo escribir.


 Una vez llegamos a un punto de no retorno, por el tiempo encontramos un mirador, desde el que disfrutamos y descansamos un poquito para retomar la marcha hacia abajo, es curioso que no había mucha nieve pero sí muchos corredores. La verdad es que los lugareños tienen suerte de tener tan cerca un lugar tan maravilloso.
 Llegamos al lago justo en el momento del tramonto y allí disfrutamos en un muelle haciendo equilibrios varios. El día terminó con un paseo por Annecy en la noche y con un sorprendente viaje en autobús cuando habíamos comprado un billete de tren, en fin cosas de franceses.

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