lunes, 14 de enero de 2008

tacones

Siempre había querido escribir algo sobre ese mundo apasionante de la podología y por qué no unirlo a la moda, de ahí vienen estas palabras sobre los tacones. Muchas veces estoy enfrascado, atrapado en los mundos imaginarios de la literatura, y un sonido acompasado me hace despegarme de las páginas mágicas de los libros para ver qué es lo que sucede. Es como el sonido de un diapasón que se acerca rítmicamente, a veces, se para; otras se aleja. Pero es siempre ese sonido, que en realidad son muchos. Toc toc, toc toc, tac tac, tac tac, todo depende del tipo de tacón algunos son de aguja, algunos bajos, unos más anchos otros más estrechos, pero todos ellos con esa increible característica de hacer ese metódico sonido del camino.
Una vez que dejas de escuchar y te paras a mirar es cuando te llevas las sorpresas, gente conocida que se acerca a verte, otras que nunca has visto, están las que sueles ver y sólo por ello empiezas a saludar y a conocer; aquellas que nunca has visto pero que te encantaría conocer pero también están las que pasan sin más sin desprender demasiado salvo un sonido que se pierde en el pasillo.

Es curioso como es en la biblioteca donde me he dado cuenta de este tipo de cosas, estás sentado en un relativo espacio de silencio y sientes algo que rompe la quietud ambiental, te olvidas de las lecciones del empirismo, porque sabes lo que significa ese sonido y tienes que mirar. Es como un reclamo al que no puedes, al que no puedo escapar. Lamentablemente siempre te encuentras con sorpresas que tal vez hubieras preferido no descubrir, pero al fin y al cabo elegir la píldora roja tiene sus riesgos.

psicalipsisnow

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