Después de Hoyamoros y cuando ya parecía que el dedo iba mejor, fuimos a Valdesangil, por la mañana al Cancho donde pude hacer las clásicas vías fáciles y donde comprobé que aún no estaba recuperado. Por la tarde tocaba ir a lo Carabancheles
Ya que no debía escalar decidí sacar la cámara y hacer algunas fotos y la verdad es que salí contento con el resultado. Pero el día era bueno y la luz magnífica sobretodo al atardecer. Las hojas otoñales adquirían un reflejo aureo digno de retratar. Además la roca tenía esos matices tan característicos. Casi, casi, parecía que se estuviera en la caverna de Platón. Además era día de Luna Llena y había que aprovechar para hacerle una foto.
Y aquí tenemos a Jose, el señor de los perros.
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